Retornados
I left 15 years ago
returned for reasons I can’t explain in words
not yet.
It was something I owed to myself
and my sons.
To return.
I wish it had been for other reasons
less pressing
but here I am
here we are
I arrived at Monseñor Romero airport
with a laughable amount of money
that multiplies thanks to the hard work of my brain
and my hands with freshly cut nails
ready for anything that parenting demands.
I will flourish, I think, and clench my jaw.
I will bear fruit, I know.
We will blossom.
The first afternoons I went for a walk I wanted to cry
all the time,
I don’t know why.
I do know why.
“Don’t walk, don’t ride the bus.”
Costume masks.
Surgical masks.
An unknown woman speaks to me at the bus stop
as if I, she, had known each other forever.
I’ve returned home. I am my home and my children’s home.
I’ve returned to the den.
It embraces me and everything hurts.
What do they call us Salvadorans who return from the North
after so many years?
Retornados.
I am a ghost from 15 years ago
but I feel as comfortable
as someone who was very thirsty
and then drank and drank.
I like the music they play on the radio.
“Don’t change it,” I’d like to tell the driver of the 46-C,
but I stay silent.
The chocolatey texture of wicker and those days
pistachios
hazelnuts
oats
almonds
peanuts
the seeds people eat
your body my body hope
an inalienable right after defeat
illusions like perforated seashells
on a twinned horizon
the skin your skin my skin
the chocolate texture of wicker and those days
words that open and close
like alveoli
like octopi
the obstacles the scarcity the curtains
of ancient places where people
are named and rattle
the music: your way of living music
the ridiculousness of being these skeletons bulging
with muscle, flesh, and blood
mutual anger against the stupidity of the species
the children the sleepless nights
I met you twenty years ago
we saved each other from my catastrophes and yours
we found each other
you feed me
I feed you
I hope to honor this second chance life gave us
this desire to be companions beyond morals
and family.
Beyond the brown and nubile aureole
lies the world opening to me like a stormcloud
I feel I must explain my sorrows to everyone
but no
perhaps only my bones know, precisely, of my tremor
and the muscles that love me
without ambiguities or glaring words.
There are no verb endings or syllables that can contain
what now troubles me
they say nothing hurts as much as when they strike at your flesh
and blood and that’s what they’ve done.
They say there is a sound and all-seeing God
that has seen it all. In my opinion,
it will be the Goddesses who will leave empty
the coffers of the impostors
no coins on their stiffened eyelids.
Every cruel word you dedicated to me will be repaid with
your suffering,
your tears,
your blood,
and your absence.
A lightning strike awaits those who scorn
a mother’s fears for her children.
A plague so vast,
(a plenipotentiary of locusts)
will blind them
and silence their petty words and deeds.
Curses will rain upon the wicked
and every penny wrung from me
will spill from their coffers.
Thorns will grow
where silence stiffens with your impiety
and you will be tormented even in sleep:
such is the price for desecrating the sacred
and laughing in the face of a mother.
And the smallest one, whom Medusa denied,
will be an anaphora of beauty in her dead irises.
I’m not afraid to say goodbye,
the Sun king is on our side,
as we ride The Chariot,
at the foot of The Wheel of Fortune,
hand in hand with Strength and Temperance,
The World opens up to us. With no need for you.
The Queen of Swords may suffer from melancholy
she will cover her wounds with her cloak
but there will be no sterile ground
nor languid tears to evoke you
You can spend the night with all our belongings
among the toys and echoes of our children’s voices
satisfied to have returned to The Nothing
and you can sit down and read all the horrible words
that you used to destroy The Beauty
that visits you only once in life.
The black obsidian knife has severed the bond
the portal is closed
there is no hate or resentment in the nubile brown areola
only milk for my second child.
Your lineage may curse me
or lie about my existence
but everything they did will be reversed
seventy times seven.
Keep insulting what you truly hate:
your face in the mirror.
I’ll leave with two angels made flesh.
In the midst of this uncertain time,
that stretches out before us,
benevolent.
Retornados
Me fui hace 15 años
volví por razones que no puedo explicar a través del lenguaje
no todavía.
Era un pendiente conmigo misma
y con mis hijos.
Volver.
Hubiese querido que fuese por otras razones
menos apremiantes
pero heme aquí
henos aquí.
Llegué al aeropuerto monseñor Romero
con una cantidad irrisoria de dinero
que se multiplica gracias al trabajo de este cerebro
y estas manos de uñas recién cortadas
para todo lo que la crianza impone.
Fructificar, pienso, mastico.
Fructificaré, lo sé.
Floreceremos.
Las primeras tardes que salí a caminar quería llorar
todo el tiempo.
No sé por qué.
Sí sé por qué.
“No vayás caminando, no andés en bus”.
Máscaras.
Mascarillas.
Una mujer desconocida me habla en la parada como si
yo, ella, toda la vida.
He vuelto a casa. Yo soy mi casa y la casa de mis hijos.
He vuelto al cubil.
Me abraza y me duele todo.
¿Cómo nos dicen a los que volvemos del norte a El Salvador
después de tantos años?
Retornados.
Soy un fantasma de hace 15 años
pero me siento tan cómoda
como alguien que tenía mucha sed
y luego bebió.
Me gusta la música que ponen en la radio.
“No le cambie”, quisiera decirle al chofer de la 46-C,
pero solo guardo silencio.
-
El dorso afable a veces se vuelve quemadura
mirar atrás es insondable
tanto dolor se le fue acumulado en los alveólos
que cuesta creer
que se pueda volver a respirar en paz.
Renuncio al odio y a su rictus
digo 'renuncio' pero tendré que limpiar la sangre de la herida.
La tesitura achocolatada de los mimbres y los días
pistachos
avellanas
avena
almendras
maní
las semillas que las personas comen
tu cuerpo mi cuerpo las esperanzas
como derechos irrenunciables después de la derrota
las ilusiones como conchas perforadas
en un horizonte bivitelino
la piel tu piel mi piel
la tesitura achocolatada de los mimbres y los días
vocablos que se abren y se cierran
como alvéolos
como pulpos
los obstáculos la escasez las cortinas
de lugares antiguos donde la gente
se nombra y agita
la música: tu forma de vivir la música
el ridículo de ser estos esqueletos abultados
con músculo, carne y sangre
el enojo mutuo contra la estulticia de la especie
los niños el desvelo
te conocí hace veinte años
nos salvamos mutuamente de mis catástrofes y las tuyas
nos encontramos
me alimentas
te alimento
espero honrar esta segunda oportunidad que nos dio la vida
este deseo de ser compañeros más allá de la moral
y la familia.
Más allá de la aureola marrón y núbil
está el mundo que se me abre como una borrasca
siento que tengo que explicarles mis penas a todos
pero no
tal vez solo mis huesos sabrán, con exactitud, de mi tremor
y aquellos músculos que me aman
sin ambages ni vocablos flagrantes.
No hay desinencias verbales ni sílabas que puedan contener
lo que ahora me atribula
se dice que nada duele suficiente hasta que te tocan la sangre
y eso han hecho.
Se dice que hay un Dios incólumne que todo lo ve
y todo lo ha visto. En mi opinión,
serán Las Diosas las que dejarán vacías
las cuencas de los impostores,
sin monedas sobre sus ojos yertos.
Cada palabra cruel que me dedicaste será pagada con
tu angustia,
tus lágrimas,
tu sangre
y tu escasez.
Habrá un rayo para quienes no se apiaden
de lo que una madre teme por sus hijos.
Habrá una plaga tan grande
(plenipotenciaria de langostas)
que será capaz de dejarlos ciegos
a la par de sus palabras y acciones mezquinas.
Las maldiciones se volverán hacia los ímpios
y cada centavo que me hicieron derramar
se saldrá de sus botijas.
En su-tu silencio yerto de impiedad,
crecerán espinas
que los atormentarán aunque estén dormidos:
ese es el costo de tocar lo sagrado
y reírse en la cara de una madre.
Y el más pequeño, al que Medusa negó,
será una anáfora de belleza en sus iris muertos.
No temo despedirme,
el rey Sol está de nuestro lado,
montados en El Carro,
al pie de La Rueda de la Fortuna,
de la mano de La Fuerza y La Templanza,
El Mundo se nos abre. Sin necesidad de ti.
La reina de espadas tal vez sufrirá de melancolía
cubrirá con su túnica sus propias heridas
pero no habrá esterilidad posible
ni llanto lánguido que te evoque.
Tú puedes quedarte a dormir con todas nuestras cosas
entre los juguetes y ecos de las voces de nuestros hijos
satisfecho de haber vuelto a La Nada
y puedes sentarte a leer todas las palabras horribles
con las que destruiste a La Belleza
que solo una vez en la vida te visita.
El cuchillo de obsidiana negro ha cortado el vínculo
el portal está saldado
no hay odio ni rencor en la aureola marrón y núbil
solo leche para mi segundo vástago.
Tu linaje podrá maldecirme
o intentar mentir sobre mi existencia
pero todo lo que hicieron se les revertirá
setenta veces siete.
Quédate insultando lo que verdaderamente odias:
tu cara en el espejo.
Yo me voy con los dos ángeles de carne.
En medio de un tiempo incierto,
que habrá de extenderse para nosotros,
benévolo.
Lauri Cristina García Dueñas (born in San Salvador in 1980) is a writer and journalist. She holds a Master's degree in Communication and Culture from the National Autonomous University of Mexico (UNAM). Her most recent poetry collection is Beyond the Brown and Nubile Aureole, winner of the Tessa Bartok Prize in 2022, published by Kalina Press.
Alexandra Lytton Regalado is a Salvadoran American author, editor, and translator. She is the author of Relinquenda, winner of the National Poetry Series (Beacon Press, 2022); the chapbook Piedra (La Chifurnia, 2022); and the poetry collection, Matria, winner of the St. Lawrence Book Award (Black Lawrence Press, 2017). She is the translator of Family or Oblivion by Elena Salamanca, Prewar by Tania Pleitez, and Efímero by heidi restrepo rhodes. www.alexandralyttonregalado.com